martes, 3 de diciembre de 2013

El tiempo es oro

El tiempo es oro y lo estoy perdiendo,
el tiempo es oro y no lo retengo.

Mucho tiempo me ha llevado volver sobre estas líneas
y no será por falta de ganas o de historias que contar.
Supongo que simplemente no era el momento, o que quizás
he sido demasiado vago todo este tiempo o demasiado cobarde,
quien sabe.

Se acabaron las frases de desamor,
se acabaron los momentos incómodos con el corazón dividido en trescientos cinco pedacitos.
Y aún así, a pesar de todo, sólo me dispongo a pintarrajear cuando estoy triste,
deprimido o confundido.
Supongo que ésa es mi naturaleza como trovador de mi propia vida.

Te (me) seré sincero, la echo de menos,
y en este caso no es una mujer, que también.
Por primera vez echo más de menos mi vida, una vida,
anterior a la actual.
Claro que visto lo visto durante este año
eso tampoco tiene mucho mérito.

Vivo en un cuarto piso sin ascensor
de una ciudad que está en la quinta puñeta de todo,
lo que me importó y lo que me importa.
Es decepcionante darte cuenta de que en todo este nuevo perido
sólo has sido capaz de encontrar una sola persona con la que conectas,
y que a pesar de ello no eres capaz de abrirte completamente a ella.

No te confundas, no estoy a disgusto aquí
pero probablemente este tiempo de relativa soledad personal
me haya hecho ver lo realmente importantes
que son todas aquellas personas que
de un modo u otro
han dejado huella en mí y que no pueden estar aquí.

Aunque no me considero para nada viejo,
supongo que uno empieza a alcanzar una edad
en la que comienza a ver las cosas con algo de perspectiva.
Ahora se empieza a vislumbrar las consecuencias
de las decisiones tomadas hasta el momento y, sobretodo,
comienzo a ver el final de un camino
que llevo recorriendo durante siete largos años.

Supongo que es el momento de tomar decisiones,
aunque muchas de ellas puedan dar vértigo,
o incluso miedo.

Pero volviendo al ahora, al momento tangible,
me pongo a pensar,
percatándome de todas esas cosas que aún me quedan por hacer,
tantas historias por terminar y tan poco tiempo...
Mejor darse prisa, el tiempo corre
y hay que llegar lo mas entero posible al próximo gran momento,
al siguiente paso de gigante.


martes, 8 de enero de 2013

Historia y de la Filosofía

Conceder validez excesiva y prematura al sistema competitivo y a la especialización en beneficio de la utilidad, aparta al espíritu de la vida cultural, y aniquila el germen del que depende la ciencia especializada.

Para que se desarrolle una educación válida es necesario que se ejerza el pensamiento crítico e independiente de los jóvenes, un perfeccionamiento puesto en peligro contínuo por el exceso de materias (sistema puntual). Este exceso conduce necesariamente a la superficialidad y a la falta de cultura verdadero. La enseñanza debe ser tal que pueda recibirse como el más preciado regalo y no como un amargo deber.

Albert Einstein

Métodos modernos de inquisición

La intelectual de este país tiene que enfrentarse con un problema muy grave. Por medio de la simulación de un peligro externo, los políticos reaccionarios han conseguido que el público desconfíe de todas las actividades intelectuales. Escudándose en este éxito pueden ahogar la libertad de enseñanza y expulsar de sus puestos a todos aquellos que no sean serviles.

¿Cómo debe obrar la minoría de los intelectuales contra esta forma de proceder tan injusta?

Yo sólo veo positivo el camino revolucionario de negarse al trabajo en común, en el sentido de Gandhi.

Todo intelectual citado por un comité tendría que negarse a declarar, es decir, estar dispuesto a dejarse encarcelar y arruinar economicamente, en resumen, sacrificar sus intereses personales a los intereses culturales de su país.

Esta actitud pasiva no debería basarse en el conocido truco de la autoacusación, sino en que para un ciudadano íntegro es indigno colocarse en manos de una especie de Inquisición que además atenta contra el espíritu de la Constitución. Si se reunieran suficientes personas dispuestas a iniciar este camino tan duro, el éxito las acompañaría. Si este no es el caso, entonces los intelectuales de este país no se merecen nada mejor que la esclavitud que les estaba reservada.

Albert Einstein

jueves, 3 de enero de 2013

Balance

Fin del año, punto y final, o mejor dicho, punto y seguido. Creo necesario hacer pues balance de este año, aunque para ser justo debería empezar no sólo en el 2012 sino desde final de Junio de 2011 y principios de Septiembre del mismo año.

Final de Junio apoteósico, peleas por todos lados que dejan inevitablmente una huella académica si no debastadora, al menos decepcionante tras un cuatrimestre de bastante esfuerzo... En fin, bienvenidos a la escuela, o eso dicen. Tras bastante tiempo de búsqueda de nuevo compañero de piso encontramos uno, crucemos los dedos dijimos.

Parecía ser que la suerte nos acompañaba, que estaba de nuestro lado, que al fin el karma volvía a nosotros. Como puedes suponer los nuevos comienzos nunca son fáciles, y a pesar de que en mi caso solo era un comiezo a medias, resultó ser incluso más sencillo de lo esperado.

Con un nuevo casi amigo que afortunadamente pudimos ir descubriendo poco a poco a base de ser curiosos y pesados con él, era tiempo de dedicarse a otra cosa. Y como no podía ser de otro modo esa otra cosa, no era sino darme patadas en el culete para terminar cuanto antes y poder salir del infierno en el que Sevilla se había convertido para mí.

Así pues decidí prepararme para pedir la Erasmus y poder ahorrame algo de angustia. No requería gran dedicación pues los idiomas nunca se me dieron mal y además tuve la suerte de conocer poco antes a quienes luego serían grandes amigas del idioma que llevaba un poco flojo.

Los exámenes llegaron y se hicieron, sin más. Con bastante esperanza para ser sincero, me aventuré a imaginarme ya en Toulouse pudiendo casi saborear lo que hubiera sido una Erasmus perfecta. Pero las notas salieron y como muchas veces en la vida, las cosas no son como uno espera. Primera decepción del curso...¿o no?

Desesperado por salir del agujero en el que estaba encerrado desde hacía 5 años decidí pedirme el único destino que suponía que nadie o casi nadie pediría, Estambul. Aunque más tarde por triquiñuelas de los programas informáticos me daría cuenta de que me equivocaba. Efectivamente, me la concedieron, aunque yo era el cuarto de cuatro vacantes. A veces uno también se sorprende de que haya gente aventurera todavía.

El tiempo desde entonces hasta navidad pasó de puntillas. Pocos hechos destacables realmente. La relación con "el nuevo" iba viento en popa, la escuela seguía siendo una mierda y en el tema de amores no había nada nuevo en el horizonte. Bueno, más o menos, pero nada que merezca incluso ser mencionado ahora que echo la vista hacia atrás. Ah sí, se me olvidaba, la amistad con mis francesas iba creciendo cada día más. Lo cierto es que nunca imaginé que sería tan amigo de alguien que estuviera de Erasmus, es irónico decir eso ahora.

La navidad llega y con ella los regalos y las hostias. No en sentido literal, por supuesto, pero sí de forma sentimental y por tanto dolorosa. Lo cierto es que no había cuidad mucho la relación que tenía. Siendo sincero no me importaba un carajo, estaba centrado en lo mío y no veía lo que pasaba a mi alrededor. La vida de pareja nunca se me ha dado bien, no soy esa persona cariñosa que está ahí todo el día pegado al culo de la otra persona cada vez que necesita algo. Soy más de que me den espacio y de darlo yo, y eso me pasó factura.

Pensandolo mejor, con el camino ya recorrido, es cierto que un hombre puede tener en muchos casos cegera emocinal, voluntaria o involuntaria eso da igual llegados a ese punto. Igualando terreno, también cabe decir que una relación es cosa de dos y sin comunicación todo se va a la mierda. Lo inevitable pasó, una ruptura catastrófica (como diría mi querido amigo Vlado). 6 años de relación se fueron al garete con todo lo que eso conlleva.

Curiosamente tras la ruptura tuve una de las mejores épocas de estudio de mi vida, pleno si no recuerdo mal y fue un gran alivio. Evidentemente no podría haberlo logrado sin mis amigos, apoyo fundamental en todo este proceso pasado, presente y futuro. Fue uno en concreto el que en parte me dio ciertas herramientas para superarlo, la cosa más sencilla, leer.

Compaginaba estudios y lectura durante todo el mes de Enero y parte de Febrero y pareció ser que la fórmula iba bien. Cogía ideas de dolor ajeno en los textos que leía y me libraba de las mias propias con los que yo escribía. Cada vez tengo más claro que las mejores obras de uno salen en los peores momentos de tu vida, o al menos en los momentos en los que tienes tal cacao en tu cabeza que sólo plasmándolas en papel podrías explicárselo a alguien en persona.

Era feliz, para qué negarlo, incluso había conseguido sacarme el carnet de conducir depués de dejarlo pasar durante años. Parecía que había dejado atrás un capitulo bastante amargo de mi vida. Pero todos sabemos que no hay dos sin tres.

Por desgracia el padre de uno de mis mejores amigos murió y eso me hizo volver a mi ciudad... o más bien a mi puto pueblo enano. Evidentemente LA vi otra vez, y todo empezó de nuevo. Los tonteos se sucedían sin cesar, el sexo era del bueno y parecía que los buenos momentos, típicos de princpio. Pero era sólo eso, el principio.

Pronto volvió el estrés y las complicaciones normales que eso conlleva en una relación en la que sólo uno lo sufre. Ahora sí, ahora no, ahora tal vez, ahora un polvo, ahora paso de ti...

Al menos las cosas en Sevilla iban bien, sabía por fin que me habían dado la Erasmus. Las cosas en el piso iban genial y las relaciones con mis verdaderos amigos se habían estrechado si cabe aún más.

Los meses pasaron de nuevo muy rápido, o al menos es la sensación que tengo siempre que pienso en el pasado. Tras algunas manifestaciones y algún que otro suceso con alguna francesa el curso estaba a punto de acabarse. Momento de despedirme de 2 niñas mías en especial que aún desde entonces no he visto pero con la que una mantengo el contacto aún despues de casi 7 meses sin vernos. Lo cierto es que la admiro, es ella quien pone todo el interés, y no es que yo no lo tenga en ella, simplemente soy demasiado despegado para ponerme a estar pendiente de todo el mundo. Sin duda esa es una cualidad que no estaría nada mal cambiar en este año 2013, aunque sé que me costaría sangre, sudor y lágrimas.

El verano llega tras un trajín interminable de papeleo para poder abandonar mi país natal, por fin. Mi verano empieza bien, la verdad, con un camping en Portugal de puta madre en una compañía inmejorable, sin duda una gran semana que me gustaría repetir otra vez.

Lo que pasó después es lo que tenía que pasar a mi modo de ver. Se me planteaba un verano de estudio básicamente para poder aprobar lo que quería en Septiembre, ergo iba a estar un poco solo, y cuando dos personas solitarias que se han querido durante mucho tiempo están solas en el mismo sitio durante un tiempo pues empiezan otra vez a salir. Nada serio dijimos, sí, y una mierda para mí. Era como volver a lo de antes, a lo que ya no funcionó en su tiempo y evidentemente seguía sin funcionar ahora. Aunque parecía que era sólo yo el que me daba cuenta de eso y no tuve los huevos necesarios para cortar por lo sano. En fin, será que soy tonto o que quizás todavía no tenga claro lo que quiero en mi vida sentimental. Como todo, sólo tiempo nos dará la respuesta.

Después de muchas tardes de estudio y de alguna que otra fiesta y días de playa, Septiembre llega con su magnificencia. La suerte estaba echada y por fortuna había comprado los boletos para ganar 3 de 3. Un peso menos.

El momento de la despedida llegó y fue claramente apoteósica, no sólo mi ¿novia? y amigos, sino también mi familia y concretamente mi madre. ¿Cómo no se iba a deprimir si su hijito se iba tan lejos que no bastaría con coger un tren para verlo?

Finalmente el gran momento llegó. Recuerdo perfectamente mi primer día aquí en Estambul. El avión en Barajas, los miedos, las risitas nerviosas de todos nosotros embarcándonos en una aventura que por seguro, de una manera u otra nos ha cambiado la vida.

Recuerdo que en el avión me senté al lado de un turco que no paraba de hablarme, bueno o intentar hablarme porque él sabia 10 palabras en español y yo sólo 3 palabras en turco. Al principio fue excitante aunque luego llegó a ser aburrido e incluso pesado. Aún no sabía, claro , que los turcos son así de amables. Yo con mi gran mentalidad europea pensaba que era un loco, cuán equivocado estaba y cuán equivocados estáis aún muchos de vosotros.

Después de un viaje de muchas horas por fin llegué al punto de encuentro con mi futuro compañero de piso, Semih. Sólo había hablado con él por internet y la verdad es que estaba nervioso, estaba a punto de irme a vivir con 3 completos desconocidos a una casa que al menos en las fotos parecía estupenda.

Todo fue como la seda, Semih es un tío de puta madre la verdad y la casa tal y como la prometió. El resto de compañeros de piso increibles tambien. Cada uno con su historial personal, apasionante y única.

La primera noche tocaba salir, a pesar de todo el cansancio acumulado. Noche mágica en la que descubrí la magia que podían llegar a tener los clubes aquí en Estambul. Ni que hablar que fue ahí cuando empecé a darme cuenta de que igual las mujeres que están de Erasmus no tienen tantos reparos como las que no lo están.

Al día siguiente resacón del gordo, pero merecía la pena. Toco dormir bastante poco e ir por mi cuenta a visitar la universidad pues tenía una cita para seguir arreglando papeles, esta vez aquí. ¿No querías aventura? Pues toma aventura, coge el metro solo en una ciudad de casi 20 millones de habitantes al día siguiente de llegar, sin ni siquiera saber exactamente a dónde te diriges. Llegas de milagro y resulta que el campus es como un pueblo de grande. Suerte la mía que empieza a llover, todo apuntaba a un comienzo desastroso, pero no fue así.

En las situaciones de necesidad uno saca de dentro todo lo que tiene para buscarse la vida, en cierta manera te muestra quien eres y de qué estas hecho. Prueba superada, llegué al sitio de la reunión, tarde, pero llegué.

Estaba satisfecho conmigo mismo, había superado la primera de muchas pruebas que me aguardaban en la ciudad.

Primer día pleno en Estambul, no teniendo ni puta idea de cómo decir lo que necesitaba en turco y sin nada en el frigorífico para comer. Lo bueno es que no estaba solo, al menos mis nuevos compañeros de piso me ayudaban en todo lo que podían.

Tocaba salir, conocer gente, conocer la ciudad, explorar por todos los sitios posibles. Tuve un guía genial nocturno y una guía genial que me enseñó las partes de la ciudad que no vienen en los libros. Me siento orgulloso de poder decir que ahora son mis amigos también.

Al principio era todo cambio, constraste, todo era diferente, no ya sólo con respecto a España sino también entre la gente de la propia ciudad. Lo mismo veías una chica con burka que veías una chica con minifalda al lado. Me desconcertaba tanta polaridad la verdad, aunque me acostumbré rápido, no me quedaba otra.

Con respecto al papeleo...un caos. No aconsejo tener asuntos pendientes en turquía. Cada minucia es un mundo aquí. Todo muy desorganizado pero bueno te jodes, tragas y malgastas tu tiempo esperando en oficinas. Supongo que lo peor de todo es que se tiene que hacer todo esto al princpio de llegar y eso da vértigo.

Que si ahora el carnet de transporte no te lo pueden dar porque resulta que la página web está caída. Que tienes que ir a 3 edificios distintos del campus para poder activar la maldita cuenta de usuario. Que si tienes que registrar los cursos y a la vez compaginarlos con el acuerdo de estudios en españa. Que si tienes que pedir el permiso de residencia en una comisaría de policía gigante en la que nadie habla inglés... Lo cierto es que podría seguir con una gran lista de cosas pero prefiero no asustar. De todas formas lo tengo claro, mereció la pena, el tiempo, el esfuerzo y el dinero.

Una vez algo asentado ya en el piso era hora de empezar a aprender costumbres, palabras, modales. Cosas realmente útiles si de verdad quieres medio integrarte en una sociedad tan distinta a la española como es la turca.

La mayoría las cosas me llamaban la atención, como el hecho de que la gente se riera cuando me sonaba los mocos. Son cosas que aún a día de hoy no entiendo. O el saludo típico entre dos hombres que son amigos, o entre un hombre y una mujer, que es distinto.

Pronto descubriría la parte mas básica y esencial de la cultura turca, la hospitalidad. No era mi caso pero no dejaba de sorprenderme cuánta gente les dijo a mis compañeros, aún en búsqueda de piso, que se podían quedar en sus casas el tiempo que hiciera falta. Pero eso no se queda sólo ahí, mientras que en gran parte de europa tendemos a desconfiar de los extraños, esta gente lo da todo por que te sientas cómodo en su país. Esta es sin duda otra cualidad que no nos vendría mal adoptar.

Los primeros días en la universidad eran raros, acostumbrado al nivel de exigencia de la escuela esto no era para nada comparable. Pronto descubriría que, al igual que en otro muchas cosas, tenían su método de aprendizaje diferente al nuestro. Cierto es que el nivel no es muy alto, ahora sí, te funden a trabajos, projectos y parcialitos, y descubriría que aunque más facil, lo difícil era llevarlo todo para adelante y seguir disfrutando de lo que la gente normal llamaría una buena erasmus, es decir, fiesta, alcohol y sexo.

Las semanas siguientes las dediqué a conocer gente y seguir conociendo la ciudad, que es bastante grande y complicada. Por suerte, en muchas ocasiones conté con la ayuda de gente de aquí o de gente que ya conocía bastante la ciudad. Cada cosa que veía me impresionaba aún más. Cuanta historia vivida hay sobre el suelo que estaba pisando en cada instante. Historia que no nos cuenta sólo la trayectoria de la ciudad a lo largo de los años sino también la historia de la civilización, del mundo antiguo y no tan antiguo.

Aún tuve más suerte de que mis padres me llevaran con ellos a las visitas que hicieron en Estambul cuando vinieron a verme. Fue una gran oportunidad tener otro punto de vista, llámese guía profesional, de las cosas que estábamos viendo.

Poco tiempo después de eso llegó la fiesta del Bayram, una semana de vaciones en mitad de Octubre que me vino de perlas para poder visitar otras ciudades de Turquía. Izmir fue la primera parada, aunque sinceramente nos la podríamos haber ahorrado. Brodrum fue la siguiente y ésta sí mereció la pena, un lugar de turismo veraniego que además ofrecía las ruínas de un castillo antiguo monumental. Fetihye y Pamukkale fueron las siguientes ciudades que visitamos y no siendo la primera muy famosa por nada en general, la segunda ciudad tenía una formación cálcica única en el mundo que me dejó asombrado a mi y todo el que venía conmigo. Piscinas de agua templada en mitad de una montaña aparecidas prácticamente de la nada, ruinas romanas y una antigua ciudad en la cima de la montaña.

Poco a poco empecé a adentrarme en la rutina, ya sabes, dejas de conocer a tal cantidad de gente paulatinamente, te vas centrando en los trabajos y exámenes que tienes que entregar semanalmente etc. Quizás aquí sea uno de los puntos más buenos de estar en Estambul. A pesar de estar hasta arriba logro sacar tiempo para mi, para hacer deporte, para salir, para seguir conociendo a algunas personas interesantes.

En definitiva, gracias Estambul por darme esta oportunidad. Espero no desaprovecharla y poder conocer cada día más de ti y de tu gente.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Vacío

Lleno mi barriga de cerveza,
hincho mis pulmones
con el humo del tabaco,
y a pesar de eso sigo vacío,
de ti, de mi, de todo.

viernes, 20 de enero de 2012

Parpadeo

Pedro Salinas
dice en un poema
que no quiere dejar de sentir
el dolor de la ausencia
de la mujer a la que ama
porque eso es lo único
que le quede de ella:
el dolor.
No recuerdo sus palabras exactas.
Él lo dice mejor que yo.
Eran otros tiempos.
Salinas está muerto.
La mujer a la que amaba también.
Pronto lo estaremos todos.
La vida es un mero parpadeo.
Abre los ojos
y ciérralos.

Roger Wolfe *Otros Poemas (Días sin Pan)