el tiempo es oro y no lo retengo.
Mucho tiempo me ha llevado volver sobre estas líneas
y no será por falta de ganas o de historias que contar.
Supongo que simplemente no era el momento, o que quizás
he sido demasiado vago todo este tiempo o demasiado cobarde,
quien sabe.
Se acabaron las frases de desamor,
se acabaron los momentos incómodos con el corazón dividido en trescientos cinco pedacitos.
Y aún así, a pesar de todo, sólo me dispongo a pintarrajear cuando estoy triste,
deprimido o confundido.
Supongo que ésa es mi naturaleza como trovador de mi propia vida.
Te (me) seré sincero, la echo de menos,
y en este caso no es una mujer, que también.
Por primera vez echo más de menos mi vida, una vida,
anterior a la actual.
Claro que visto lo visto durante este año
eso tampoco tiene mucho mérito.
Vivo en un cuarto piso sin ascensor
de una ciudad que está en la quinta puñeta de todo,
lo que me importó y lo que me importa.
Es decepcionante darte cuenta de que en todo este nuevo perido
sólo has sido capaz de encontrar una sola persona con la que conectas,
y que a pesar de ello no eres capaz de abrirte completamente a ella.
No te confundas, no estoy a disgusto aquí
pero probablemente este tiempo de relativa soledad personal
me haya hecho ver lo realmente importantes
que son todas aquellas personas que
de un modo u otro
han dejado huella en mí y que no pueden estar aquí.
Aunque no me considero para nada viejo,
supongo que uno empieza a alcanzar una edad
en la que comienza a ver las cosas con algo de perspectiva.
Ahora se empieza a vislumbrar las consecuencias
de las decisiones tomadas hasta el momento y, sobretodo,
comienzo a ver el final de un camino
que llevo recorriendo durante siete largos años.
Supongo que es el momento de tomar decisiones,
aunque muchas de ellas puedan dar vértigo,
o incluso miedo.
Pero volviendo al ahora, al momento tangible,
me pongo a pensar,
percatándome de todas esas cosas que aún me quedan por hacer,
tantas historias por terminar y tan poco tiempo...
Mejor darse prisa, el tiempo corre
y hay que llegar lo mas entero posible al próximo gran momento,
al siguiente paso de gigante.