Si no puedes decir lo que piensas no eres un hombre libre. Y yo quiero ser libre, libre como esos pájaros que van de aquí para allá sin preocupaciones, sin importales el estrés ni el tiempo...
domingo, 22 de enero de 2012
viernes, 20 de enero de 2012
Parpadeo
Pedro Salinas
dice en un poema
que no quiere dejar de sentir
el dolor de la ausencia
de la mujer a la que ama
porque eso es lo único
que le quede de ella:
el dolor.
No recuerdo sus palabras exactas.
Él lo dice mejor que yo.
Eran otros tiempos.
Salinas está muerto.
La mujer a la que amaba también.
Pronto lo estaremos todos.
La vida es un mero parpadeo.
Abre los ojos
y ciérralos.
Roger Wolfe *Otros Poemas (Días sin Pan)
dice en un poema
que no quiere dejar de sentir
el dolor de la ausencia
de la mujer a la que ama
porque eso es lo único
que le quede de ella:
el dolor.
No recuerdo sus palabras exactas.
Él lo dice mejor que yo.
Eran otros tiempos.
Salinas está muerto.
La mujer a la que amaba también.
Pronto lo estaremos todos.
La vida es un mero parpadeo.
Abre los ojos
y ciérralos.
Roger Wolfe *Otros Poemas (Días sin Pan)
La diferencia
-Oye, no entiendo qué pasa, parace que nada es igual, ¿cuál es la diferencia?
-La diferencia es, simplemente, que el mundo cambia más rápido que tú.
-La diferencia es, simplemente, que el mundo cambia más rápido que tú.
Estoy Enfermo
Estoy enfermo,
no me cabe ninguna duda.
Es una enfermedad que,
aún corroyéndolo todo
está demasiada apegada a mí
como para deshacerme de ella.
Estoy enfermo cuando
me dan malas noticias,
y echo las tripas por la boca.
Estoy enfermo cuando tú lloras,
y yo río en respuesta.
Estoy enfermo cuando tú me dices basta,
y yo sigo intentándolo.
Estoy enfermo cuando finjo ser
y no soy en absoluto.
Me pongo enfermo cuando
echando la mirada atrás,
me doy cuenta la verdad.
El único consuelo que me queda,
es que soy un enfermo
en un mundo de cadáveres.
no me cabe ninguna duda.
Es una enfermedad que,
aún corroyéndolo todo
está demasiada apegada a mí
como para deshacerme de ella.
Estoy enfermo cuando
me dan malas noticias,
y echo las tripas por la boca.
Estoy enfermo cuando tú lloras,
y yo río en respuesta.
Estoy enfermo cuando tú me dices basta,
y yo sigo intentándolo.
Estoy enfermo cuando finjo ser
y no soy en absoluto.
Me pongo enfermo cuando
echando la mirada atrás,
me doy cuenta la verdad.
El único consuelo que me queda,
es que soy un enfermo
en un mundo de cadáveres.
miércoles, 18 de enero de 2012
EL AMOR, SUPONGO
He estado pensando en escribir
un poema de amor
dedicado a mi mujer
pero lo cierto es que no sé
por qué, pero me pongo
increíblemente triste y los poemas
de amor no se me han dado nunca
demasiado bien -o quizá es que nunca
lo haya intentado seriamente-;
supongo que el amor
debe de ser
como esos rarísimos instantes
de felicidad:
si por un momento
lo tienes
yo diría
que no es conveniente
andar perdiendo el tiempo
con poemas.
Roger Wolfe "Cinco años de cama" (1998)
un poema de amor
dedicado a mi mujer
pero lo cierto es que no sé
por qué, pero me pongo
increíblemente triste y los poemas
de amor no se me han dado nunca
demasiado bien -o quizá es que nunca
lo haya intentado seriamente-;
supongo que el amor
debe de ser
como esos rarísimos instantes
de felicidad:
si por un momento
lo tienes
yo diría
que no es conveniente
andar perdiendo el tiempo
con poemas.
Roger Wolfe "Cinco años de cama" (1998)
martes, 10 de enero de 2012
Henry Chinasky
" Un hombre no necesita tener una mujer para sentirse real, pero no estaba mal conocer unas cuantas. Así, cuando el asunto se ponía mal, podía sentir lo que de verdad significaba sentirse solo y enloquecido, y así podía saber qué es lo que debería aportar cuando llegase el propio final".
Mujeres, Charles Bukowski
Mujeres, Charles Bukowski
domingo, 8 de enero de 2012
Dulce Navidad
Un parpadeo lo cambia todo, una milésima de segundo es capaz de marcarte la diferencia. El mundo que tienes ante ti se transforma, caprichoso, en otra realidad alternativa, paralela a la que siempre viviste y de cuya existencia nunca tuviste realmente conciencia.
Aún así, y a pesar de poder distinguir el cambio, todo sigue muy confuso. Un giro al tornillo de la vida con el destornillador del destino, demasiado grande, que hace mella en la cabeza y la desgasta impunemente sin importarle las nuevas hendiduras.
Quizás la pregunta más evidente sea ¿qué o quién hace girar el destornillador? ¿Qué consecución de hechos nos llevan a estar en este punto de la vida ahora mismo? Y una vez conocidos y comprendidos, lo más importante es saber si podemos controlarlo, es decir, decidir nuestro futuro en la medida de lo posible.
Es triste pero normalmente se nos reconocen poco los aciertos y los fallos, por el contrario, se nos repiten hasta la saciedad. En parte eso nos ayuda a mejorar, a rectificar y poder enfocar algo mejor nuestro sino. Pero, ¿qué pasa cuando no te das cuenta de los errores? Cuando a pesar de tenerlos delante de ti todo el tiempo, no eres capaz de verlos. Esto se resume de forma muy sencilla en dos palabras: estás jodido.
De bofetón, te encuentras viviendo una vida diferente y sólo te puedes hacer una pregunta, ¿por qué? Lo que ante tus ojos se presentaba de color de rosa resulta haber sido en realidad un anuncio de teletienda barata. La sutil diferencia es que las partes en blanco y negro te estaban censuradas, y al contrario de un anuncio normal, éstas sí eran reales.
En la búsqueda de esta respuesta, uno se va topando con datos esclarecedores, que por sí mismos a penas tienen significado pero que juntos son una bomba de relojería a punto de estallarte en la cara. No hubiese estado mal haber tenido un poco de Rappel y de McGyver en este caso...
Al menos no todo es malo en este giro frenético, de hecho hay ciertas cosas que ves con más claridad; los verdaderos amigos por ejemplo, fuente de consuelo y ánimos constante, a pesar de tener la camiseta empapada de tanto llorar en sus hombros. Sólo tengo palabras de agradecimiento para ellos.
En fin, todo es cuestión de tiempo y ganas. Ganas de tomar la nueva vida y moldearla a mi gusto, porque al fin y al cabo, el destino no es más que un bloque de plastilina entre las manos de un niño, aunque ese niño tenga ya unos cuantos años en cada pata.
PD: a ver si el gordo cabrón de rojo se rompe una pierna y los tres viejos de oriente se caen del puto camello, enteraos: ¡¡ no nos hace falta la navidad!! Al menos no como las últimas...
Aún así, y a pesar de poder distinguir el cambio, todo sigue muy confuso. Un giro al tornillo de la vida con el destornillador del destino, demasiado grande, que hace mella en la cabeza y la desgasta impunemente sin importarle las nuevas hendiduras.
Quizás la pregunta más evidente sea ¿qué o quién hace girar el destornillador? ¿Qué consecución de hechos nos llevan a estar en este punto de la vida ahora mismo? Y una vez conocidos y comprendidos, lo más importante es saber si podemos controlarlo, es decir, decidir nuestro futuro en la medida de lo posible.
Es triste pero normalmente se nos reconocen poco los aciertos y los fallos, por el contrario, se nos repiten hasta la saciedad. En parte eso nos ayuda a mejorar, a rectificar y poder enfocar algo mejor nuestro sino. Pero, ¿qué pasa cuando no te das cuenta de los errores? Cuando a pesar de tenerlos delante de ti todo el tiempo, no eres capaz de verlos. Esto se resume de forma muy sencilla en dos palabras: estás jodido.
De bofetón, te encuentras viviendo una vida diferente y sólo te puedes hacer una pregunta, ¿por qué? Lo que ante tus ojos se presentaba de color de rosa resulta haber sido en realidad un anuncio de teletienda barata. La sutil diferencia es que las partes en blanco y negro te estaban censuradas, y al contrario de un anuncio normal, éstas sí eran reales.
En la búsqueda de esta respuesta, uno se va topando con datos esclarecedores, que por sí mismos a penas tienen significado pero que juntos son una bomba de relojería a punto de estallarte en la cara. No hubiese estado mal haber tenido un poco de Rappel y de McGyver en este caso...
Al menos no todo es malo en este giro frenético, de hecho hay ciertas cosas que ves con más claridad; los verdaderos amigos por ejemplo, fuente de consuelo y ánimos constante, a pesar de tener la camiseta empapada de tanto llorar en sus hombros. Sólo tengo palabras de agradecimiento para ellos.
En fin, todo es cuestión de tiempo y ganas. Ganas de tomar la nueva vida y moldearla a mi gusto, porque al fin y al cabo, el destino no es más que un bloque de plastilina entre las manos de un niño, aunque ese niño tenga ya unos cuantos años en cada pata.
PD: a ver si el gordo cabrón de rojo se rompe una pierna y los tres viejos de oriente se caen del puto camello, enteraos: ¡¡ no nos hace falta la navidad!! Al menos no como las últimas...
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